lunes, 8 de enero de 2007

BODY ART EN EUROPA

ARTE CORPORAL EN EUROPA

DEFINICIÓN

El arte corporal ha sido definido como uno de los constitutivos principales del postmosdernismo debido a su subversión frente a los principios rígidos del modernismo. El body art es el trabajo en conjunto con los sujetos frente al individualismo del modernismo.

El término Body Art nació como una noción determinada para denominar un tipo exclusivo de comportamiento artístico, sintetizado por la revista Avalanche, llevado a cabo, entre finales de los sesenta y principios de los setenta en Estados Unidos, por artistas como Vito Acconci, Chris Burden, Bruce Nauman o Dennis Oppenheim. Sin embargo, actualmente, y aunque aún no hay un acuerdo tácito, los historiadores y críticos de arte no sólo utilizan “Body Art” en un sentido histórico, sino también en un sentido amplio e inclusivo, como una disciplina artística, una práctica o “modo de hacer” surgido de la confluencia de la danza, el teatro, la escultura y, al menos como reflexión, la pintura. Actualmente se entiende Body Art como una categoría inclusiva que incluiría a muchas otras, como happenings, performances, arte de acción, arte de comportamiento, body painting, etc. Se trata, por tanto, de concebir “Body Art” como un “género” artístico o una disciplina en el sentido en el que puede serlo la pintura o la escultura. Una evolución y una síntesis que tiene lugar entre varias artes desde finales de los cincuenta, si bien se consolida desde mediados de los sesenta y tiene su periodo de mayor esplendor durante la década de los setenta.

La principal diferencia entre el Body Art y el arte tradicional es el trabajo en el espacio real con el cuerpo real. Podríamos decir que utiliza formas y procedimientos de la danza y el teatro —el desarrollo del cuerpo en el espacio/tiempo real, si bien es una cierta realidad que no es la del mundo real, sino la del espacio fingido de la escena—, para expresar preocupaciones y reflexiones propias de la historia de la arte. Se trata de una fusión de las artes que nos da un arte no exclusivamente narrativo, ni representativo. El surgimiento y desarrollo del Body Art camina en paralelo a todo un discurso filosófico que, subvirtiendo el sujeto-ojo cartesiano, introduce el problema del cuerpo real en el espacio y el tiempo real, una conciencia del cuerpo como lugar del placer y del sufrimiento. Un discurso que se ejemplifica sobre todo en el pensamiento francés de Bataille, Sartre, Merleau-Ponty o Jacques Laca.

Los primeros trabajos de boy art fueron ignorados por la crítica. Su coincidencia temporal con la performance le hizo perder importancia.

La obra de estos artistas trata temas como la violencia, la autoagresión, la sexualidad, el exhibicionismo o la resistencia corporal a fenómenos físicos. Así el cuerpo puede estar transformado por un disfraz, ser utilizado como instrumento o unidad de medida, agredido o puesto a prueba hasta los limites del sufrimiento, etc. Podemos diferenciar en el body art una línea más analítica que se practica en Estados Unidos por artistas como Vito Acconci, Chris Burden o Dennis Oppenheim que ponen el acento en las posibilidades del cuerpo, y otra más dramática, la europea representada por Herman Nitsch, Gunter Brus, Rudolph Schwarzkolger o Gina Pane, que incide en la reelaboración de arquetipos, junto a aspectos relacionados con el travestismo, el tatuaje o la sublimación del dolor. Como precursores del body art encontramos el dadaísmo, el happening y más tarde esta muy relacionado con la práctica de las "performance" (acciones), el teatro y la danza.

Desde hace unos años, sin embargo, ha cambiado la forma en que la sociedad encara el Body Art. Tatuajes, Piercings, Mehandis, Body Modifications viven una época de esplendor donde cada vez más personas se lanzan a portarlos como signo de identidad. Nuevos estilos y artistas nacen en cada rincón de nuestro planeta, alejándose de los cánones y creando imágenes de un enorme valor artístico, huyendo de facilismos y prejuicios, rompiendo tabúes.

En general, pudiera afirmarse que ya no es vergonzoso llevarlos, e incluso pueden llegar a ser motivo de orgullo. Jóvenes y no tan jóvenes los muestran sin recato, sin temor a recriminaciones. En una buena parte de ellos son motivo de felicidad, ocasión de autocomplacencia.

CARACTERÍSTICAS DEL BODY ART EN EUROPA
El body art europeo se diferencia del americano no tanto en la temática sino en cómo se afrontan los temas. Los artistas americanos que se expresan mediante el dolor son menos numerosos que en Europa.
En E.E.U.U. se opta por la provocación basándose en las ubicaciones, los movimientos, etc. Sin embargo, las figuaras más representativas del body art europeo se centran en el dolor para mediatizar las temáticas en las que se quieren centrar.
En Europa es bastante mayoritario en el body art el ejercicio de las automutilaciones. Este ejercicio obtiene el mismo estatuto que el de la cirugía estética: ambos quieren afirmar y volver a afirmar que la anatomía humana puede ser objeto de modificaciones voluntarias radicales, y a veces impensables.

Un hombre empieza por cortarse las uñas. Tiempo después decide cercenarse un dedo. Sus inquietudes intelectuales, la curiosidad, la protesta social, quizá la locura, o las convicciones artísticas, lo llevan más allá: decide llevar a cabo un plan minucioso de automutilaciones, preanunciando aquella parte del cuerpo que se amputará, en qué momento, con qué técnicas y la forma de hacerlo público. Body art. Bruce Louden se ha ido desprendiendo de partes de su cuerpo (entre ellos la lengua), filmando el proceso, transformándolos en objetos de coleccionistas.

El hombre se ha convertido en un artista que actúa sobre su propia anatomía: algunas partes seccionadas las expone como piezas de arte hasta que, supongo, ya irreconocibles, se disgregan en una masa temblorosa de gusanos insaciables. Es un esteta que obra sobre su propio cuerpo, convirtiéndolo en materia plástica, en un objeto del que recibe su imagen especular a través de la respuesta pública (aquellos que aplauden, o se escandalizan, ejercen la crítica o la interpretación, o pagan por ver), lanzando esa suerte de reivindicación del control absoluto sobre el cuerpo propio, a través de procedimientos rituales de autosacrificio como un nuevo, enésimo cristo. La francesa Orlan, vende los videos de sus cirugías (en alguno de ellos se remodela como la Mona Lisa de Da Vinci), vende pedazos de su propia carne, y declara que su batalla es contra las convenciones sociales.

El ejercicio de las automutilaciones obtiene el mismo estatuto que el de la cirugía estética: ambos quieren afirmar y volver a afirmar que la anatomía humana puede ser objeto de modificaciones voluntarias radicales, y a veces impensables. Uno, bajo la forma sacrificial de la protesta social, otro, bajo la forma no menos sacrificial de la protesta contra el cuerpo que le ha tocado en suerte, "suerte" que no cesa jamás de remitir, también, a un canon, a un estatuto, a un código social del cuerpo, más que al cuerpo mismo. Pero los dos procesos consignan especialmente un desdoblamiento, una separación, un distanciamiento de lo "corporal": el automutilado se aleja, se vé a sí mismo en perspectiva, para manipular, moldear, jugar con ese objeto: su cuerpo.

La suma o la resta, la amputación, el agregado orgánico o la lipoaspiración, son formas intercambiables de un mismo proceso de distanciamiento. Tanto aquel que deja de ser el mismo después de la cirugía plástica, como aquel que se autocercena, fabrica su doble sobre sí mismo, en sí mismo, para autoexponerse, verse otro, más allá de él mismo.

Es el regreso del cuerpo, su recuperación, y su venganza, pero bajo una forma paradójica, la de su desaparición detrás de un doble, la de su negación radical, a través de esa paulatina reducción hasta, incluso, su abolición total (performances suicidas) para sustraerlo a todo código prestablecido o a su naturaleza original.

1 comentario:

Unknown dijo...

Esxelente informacion y ale vez interesante